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general_strike_oakland_2novApuntes sobre el movimiento Occupy

Hay momentos particulares en la historia en la que ciertos acontecimientos, que en sí mismos parecen poco representativos, esconden un potencial explosivo en su interior y solo con el tiempo suelen revelarse por lo que son.

Un ejemplo de estos fue la manifestación que tuvo lugar en San Petersburgo el domingo 22 de enero 1905, cuando miles de trabajadores organizados pacíficamente portando unas imágenes religiosas, llevaron una humilde petición al Zar Nicolás II. Nadie podía imaginar en ese momento que detrás de esas imágenes sagradas corría la sombra amenazante de la revolución que avanzaba de oeste a este y que poco después se revelaría con toda vehemencia, provocando que en el lapso de 12 años la clase obrera conquistara el poder en Rusia.

La dinámica de la historia funciona de esa manera cuando no encuentra otra salida: empuja a los hombres y a las instituciones hacia rupturas inconscientes, pero irreparables con respecto a toda una época.

Si hoy dijéramos que detrás del movimiento Occupy que nació hace tan solo siete meses en el Zuccotti Park, opera, incluso sin el conocimiento de los mismos militantes, nada menos que la revolución mundial, seguramente provocaríamos grandes risotadas entre los movimientos locales de oposición, que totalmente concentrados en el frente ideológico, han descuidado los resultados prácticos, que en cambio el movimiento real está consiguiendo. Cabe destacar que dentro del movimiento americano la misma afirmación sería menos desconcertante, de hecho ellos mismos afirman en su sitio: "la única solución es la Revolución Mundial" (occupywallst.org home page).

La revolución escoge y alínea sus militantes no sobre la base de lo que estos dicen y creen que hacen, sino más bien por lo que realmente hacen y se ven forzados a hacer. Por otro lado, es fundamental superar de alguna manera la inercia que se ha constituido durante décadas de paz social, verborrea parlamentaria, mistificación democrática y colaboración de clase. Es necesario sacarse los residuos ideológicos de las épocas pasadas; es esa capa de plomo que pesa como en la peor de las pesadillas sobre las perspectivas de cambio de la que hay que deshacerse lo antes posible. En este sentido los occupiers ya han dado pasos de gigante en esta dirección, demostrando que es posible romper los viejos esquemas organizativos, apropiandose de estructuras leaderless, es decir, estructuras sin jerarquías o jefes.

Es natural que en un contexto social tan podrido y corrupto la necesidad de ir más allá de lo existente se manifiesta en modo indirecto y velado, pero sobre todo lejos de los modelos y las espectativas políticas que ya hemos visto y conocemos. En un contexto como este, a la historia no le queda más que transitar por vías alternas, entre menos ideologizadas mejor, haciendo uso de las mejores herramientas que encuentra a mano. Y es exactamente lo que está haciendo al apropiarse de las formas agregativas de contornos indefinidos para transformarlos en instrumentos válidos para la lucha de clases.

No esperamos ver en esta fase una fusión inmediata entre la teoría y la práctica. En el Viejo Continente los hechos no podrán coincidir con las palabras mientras que no se constituya de manera estable, sólida y duradera, un ambiente radicalmente anti-capitalista, como el que existía a inicios del SXX a lo interno de las Cámaras del Trabajo y en las organizaciones obreras: si el ambiente burgués produce individualismo, competencia y egoísmo, entonces sólo queda sabotear esta sociedad infame, dando vida a comunidades destinadas a conquistarla por completo, derribando los puentes que nos unan con ambientes no socialistas. Pero, más allá de las proclamas ideológicas que surgen en estos ambientes, hay que observar el caldo de cultivo que está surgiendo. Es a la presión que estas community están ejercitando sobre los puntos débiles del capitalismo a lo que hay que prestar la máxima atención.

Pocos meses transcurrieron entre las revueltas en Túnez y la primera huelga general en Oakland. Los acontecimientos se han sucedido los unos a los otros a un ritmo frenético: el colapso de los regímenes árabes, los disturbios en las metrópolis occidentales, las manifestaciones coordinadas en decenas de países. Las razones del marasmo social se encuentran en los efectos nefastos de un sistema que se está colapsando. Es por esta razón que el conjunto del movimiento expresa una fuerza de persuasión que no habían tenido todos los movimientos anteriores:

En Egipto, pocos meses después, las masas han vuelto a ocupar los mismos lugares donde se inició la revuelta y a enfrentarse con mayor determinación contra los que tuvo que soportar como aliados. Las ocupaciones y campamentos permanentes, las frecuentes asambleas y también los continuos enfrentamientos contra el aparato estatal, introducen principios de organización que van a ser parte de un bagaje de experiencias accesibles a todos en tiempo real. Internet desde ese punto de vista es en un instrumento esencial de coordinación. En este sentido vale destacar la carta enviada por los "Comrades from Cairo" al movimiento Occupy y publicado en The Guardian el 25 de octubre 2011: "A todos aquellos que en el mundo están ocupando parques, plazas y otros espacios, sus compañeros del Cairo los estamos observando con espíritu solidario [...]. De alguna manera, estamos involucrados en la misma batalla. Lo que muchos expertos llaman la "Primavera Árabe" encuentra sus raíces en las manifestaciones, en las revueltas, en las huelgas y en las ocupaciones que tienen lugar en el mundo entero. Los cimientos se pueden encontrar en las luchas que por años muchas personas y movimientos populares han llevado. Lo que estamos viviendo no es nada nuevo, ya que nosotros en Egipto y muchos otros en otros lugares, hemos combatido contra los sistemas de represión, los actos de liberación fallidos y contra los incontrolados perjuicios del capitalismo global (sí, hemos dicho, del capitalismo): Un sistema que ha vuelto el mundo peligroso y cruel para sus habitantes [ ...]. Una generación entera alrededor del mundo creció dándose cuenta , racional y emocionalmente, que no tenemos futuro con el actual orden de las cosas [...]. La actual crisis en América y Europa occidental ha comenzado a llevar esta realidad, incluso a su propia casa[...]. Así que estamos con ustedes, no sólo con la intención de derrocar lo vetusto, sino también para experimentar lo nuevo [...]. Las ocupaciones deben de continuar, porque no hay nadie a quien pedir la reforma. [...] Prepárense para defender lo que han ocupado, lo que están construyendo, porque después de todo lo que ha sido sustraído, estos espacios son muy valiosos."

No hay que sorprenderse si una parte de Occupy ha establecido el rechazo de la violencia como un principio, la realidad se está encargando de superar este pacifismo inoperante, sobre todo en una sociedad extremadamente represiva como la de los Estados Unidos. Hasta el momento han habido miles de detenciones y el movimiento ha denunciado que, en suelo americano la policía, armada hasta los dientes, pone en marcha operaciones de tipo militar destinadas a impedir las protestas pacíficas, incluso antes de que estas se produzcan. Un escenario que recuerda los esfuerzos contra-insurreccionales de los Estados Unidos en Irak o Afganistán.

Shut-It-Down-Poster-Lmnop-copyLa proclamación de huelga general del 12 de diciembre 2011, que incluyó los puertos de la costa oeste de los Estados Unidos, fue un paso decisivo hacia la radicalización de la lucha. De hecho la movilización no fué lanzada para reivindicar nada en específico, sino como pura y simple represalia contra el sistema "de ese 1% que realiza despidos, dejando a la gente morirse de hambre y que no respeta la vida de los trabajadores comportándose de manera inhumana". A esto se suma el llamado de Occupy Wall Street para la organización de un Primero de Mayo Global (Global General Strike on May 1st): "Los medios oficiales afirman que la fuerza del movimiento Occupy está en declive, simplemente para negar lo evidente. Sin embargo, durante los meses más fríos del año, los Estados Unidos han sido testigos de la época más revolucionaria de los últimos decenios. Durante este invierno hemos enfocado nuestras energías promoviendo vínculos con las comunidades locales, defender las casas de los bancos corruptos [...] construyendo y ampliando nuestra infraestructura horizontal. En esta primavera global, vamos a retomar de nuevo las calles ". En los Estados Unidos el llamado a huelgas generales nacionales es ilegal, la legislación federal anti-huelga se remonta al año 1947, y las empresas están garantizadas por la ley de poder sustituir temporal o permanentemente a los trabajadores que se crucen de brazos. Sin embargo,en ese día "Nada de trabajo, ni escuela, ni trabajo doméstico, nada de shopping, ninguna operación bancaria".

El llamado del 99% contra el 1% puede parecer un enunciado confuso, pero se está convirtiendo en un antídoto robusto capaz de contrarrestar de manera positiva la influencia ideológica de la clase dominante. Sin hacer mención de que se inserta en una sociedad donde el reformismo no funciona más y donde faltan desde hace bastante las famosas migajas que decían iban a repartir.

Por lo tanto damos la bienvenida al Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores, en recuerdo de la masacre de Haymarket en Chicago en el año 1886, cuando la policía que ya desde entonces también defendía los intereses de 1%, atacando y matando a los trabajadores que participaban en una huelga general para la reducción de la jornada laboral. Contrariamente a lo que dicen los políticos, en el Siglo XXI la lucha de clases está más viva que nunca y les atañe a todos los trabajadores, con o sin empleo.

"En vez de asumir compromisos con los monstruos, ha llegado la hora de luchar contra ellos" (Occupy Oakland)

Ch86 - Abril 2012


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